21 octubre, 2005

Una Noche de Luna Llena

Para comenzar con este blog...

Todo comenzó cuando Thasred, mi abuela tenia apenas unos 13 años. Ella habitaba en el poblado de Jihad, cerca de la capital Bemhelit. Una ves al mes, ella, su pequeño hermano de 5 años Mishka y sus padres visitaban a la tía Ghabdha, la cual vivía en Bemhelit. Ella era de avanzada edad, grande y gorda, pero cocinaba como ninguna otra persona. Por lo general viajaban en la noche del martes, y se quedaban todo el miércoles y regresaban el jueves. Mi abuela Thasred en esa época era una bella joven, de cabello castaño y ojos color aceituna, que disfrutaba mucho de cada visita que hacían a Bemehelit. El camino de poblado a capital era de unas escasas 4 horas, las cuales las recorrían en un pequeño carro de madera jalado por 2 testarudas mulas.

Pero hubo un martes, en el cual todo cambió. Apenas llevaban cerca de una hora de camino cuando bañada a la luz de la luna llena, se encontraba una silueta recostada en un pastizal al lado del camino real. Al pasar de lado, Thasred pudo vislumbrar una forma humana tirada en el pastizal, la cual parecía no moverse. Al verla lanzo un grito de sorpresa, y se lo dijo a sus padres tan rápido que no le entendieron completamente. Al ver que no reaccionaban ella se bajó de una salto del carro y corrió para ver si podía ayudar a aquella persona.

Su hermanito se despertó por los gritos de su hermana, y al ver que corría hacia el pastizal, la quiso seguir también; siendo antes agarrado y abrasado por su madre, la cual le dijo que no fuera. Su padre la siguió y la alcanzo antes de llegar al cuerpo inerte. Ya que llegaron pudieron observar que se trataba de un joven, casi un niño, de mas o menos 15 años, que se encontraba completamente desnudo y de espaldas. A primera vista no parecía tener ninguna herida, o marca de violencia, además parecía que seguía respirando. Al ver esto Thasred se compadeció del joven, e iba a acercarse para ayudarlo y ver si estaba bien; cuando su padre la tomó del brazo, y le dijo “Hay que tener cuidado, no sabemos quien es y que nos puede hacer”

Entonces Hadgen, mi bisabuelo, decidió acercarse a una distancia prudente y preguntar: “se encuentra bien”. No escuchando ninguna respuesta, se acerco más, y tocó un hombro del muchacho, este no reaccionó. Al tocarlo se dio cuenta que estaba frió, pero no tanto para estar muerto. Decidió entonces voltearlo para ver su rostro y se dio cuenta que estaba completamente pálido, y con los labios morados. Hadgen le gritó urgentemente a Minrha, su esposa, pidiéndole: “Saca uno de los cobertores de las canastas y tráemelo”. Cuando llegó Minrha con el cobertor inmediatamente cubrieron al muchacho. Mientras tanto Thasred que estaba al lado del muchacho, se sentía miserable por no poder ayudar, y con lagrimas en los ojos le acarició el frió rostro con sus tibias y delicadas manos. Y mientras lo hacia, el muchacho despertó repentinamente con un sobresalto, dejando ver unos profundos ojos grises.

Miró sorprendido a Thasred, y le dijo con voz débil: “Tu eres quien me ha despertado... Gracias...”. Y cerró los ojos nuevamente, mientras empezaba a recuperar el color en sus labios, pero no en su piel, que se mantenía tan pálida como el color de la luna, haciendo un fuerte constaste con su cabellera tan negra como la noche. Al ver esto Hadgen sacudió amablemente al joven y con voz fuerte preguntó: “¿De donde vienes?” “¿Por que estas aquí tirado?¿Fuiste asaltado?”. El muchacho difícilmente logró entreabrir los ojos y contestó aún mas débilmente: “..no... no.. lo se...”. Y volvió a cerrar los ojos. Ahora un tanto preocupado Hadgen volvió a sacudirlo, ahora más fuerte y preguntó enérgicamente: “¿De donde eres? ¿Qué es lo ultimo que recuerdas?”. A lo que el joven sin abrir los ojos, y con voz aún más débil, casi inaudible, respondió: “...la luna.... la recuerdo a ella..... me trajo aquí....”. Y se desmayó nuevamente, y dejó de responder a toda pregunta que le hicieron. Los padres de Thasred se miraron el uno al otro preocupadamente, y antes de pronunciar alguna palabra, Thased dijó: “!No podemos dejarlo aquí!”. A lo que su madre la miró afectuosamente diciéndole: “No lo abandonaremos aquí”.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Que grata sorpresa me he llevado al entrar a tu blog.Tu relato es magnifico,me tuvo pegada el computador,supongo que debes tener muchas historias traspasadas de generacion a generacion,claramente tus hijos tambien herán lo mismocon este del hijo de laluna.Cuidate mucho y te aseguro que estaré siempre visitandote,un beso

Anónimo dijo...

y así empieza la historia, entre montañas que em recuerdan las grisáceas de mi tierra, esa luna en la que he vivido tanto tiempo y personajes que me acompañan en cuentos de vituperios.

excelente!!!

amenazo con volver,
pero más con linkearles hijos de Luna. o quien sea el autor,
visito sus blogs de contínuo y siempre me sorprenden, son todos los linkeados, de una misma generación.

besos.
cloé.

Anónimo dijo...

  Abriremos con una historia sobre un hijo de Luna, pues...

  Buen inicio, deja abierta la historia y bien planeados los personajes, aunque tal vez, un poco largo, pero fluido e interezante.

  Ya me tocará escribir.

Ealan vaiwa, ealan lume
            Alion