25 octubre, 2005

Continuemos con las historias lunares...

Cuidaron de él cuatro días y tres noches, pues a la cuarta, sus ojos grises volvieron a abrirse, coincidiendo con Thasred, que cambiaba el agua de la vasija con la que habían bajado la extraña fiebre que lo sacudió unas horas antes. Él no habló, se dedicó a mirarla trabajar, hasta que de repente ella volteó a la cama.

La penetrante tonalidad de esos ojos era algo que nunca había visto, se quedó turbada unos momentos, hasta que él pidió agua.

Ella le acercó un vaso que él apuro hasta vaciarlo. Su piel nívea parecía sana, no era la palidez del enfermo la que mostraba. Minrha entró entonces, alegrándose por que hubiera despertado el muchacho.

“¿Y cómo te llamas jovencito?” pregunto dulcemente. Él, apenas desviando la mirada de los ojos aceitunados de Thasred dijo “Demaan” No sonaba a un nombre común por la zona, de hecho, no sonaba a nada que hubieran oído antes. La misma voz del joven parecía tener un acento extranjero, pero sonaba como un gorgoteo de agua al pronunciar las palabras, incluso las de sílabas fuertes.
Les contó que lo último que recordaba era haber sentido un abrazo, el más frío y dulce que jamás había sentido, una voz calmada le decía que era hora de vivir lo que debía, que sería poco tiempo, que pronto volvería a casa….
“¿Y eso dónde es?” Inquirió Hadgen, quien suspicaz, estaba recargado en el marco de la puerta escuchando sus palabras. “La… la ..la verdad no lo sé…No recuerdo nada antes de eso” Tragó saliva “Lo único es que después sentí un tibio aliento, ardiente en comparación a lo de antes…Y luego tú” dijo mirando a Thasred.
Los padres intercambiaron miradas y dijeron “Apenas si has salido de una crisis, muchacho, ya veremos como amaneces”

Al día siguiente él seguía actuando como si se hubiera salvado de la peste, moviéndose débilmente y comiendo poco. Para cuando atardeció y Luna volvía a alzarse, pareció sentirse mejor y empezó a jugar con los perros y el pequeño Mishka.
Al anochecer, estaba lleno de energía e insistió en cortar leña, limpiar la cama de las mulas e incluso cortar sorgo del campo para el desayuno. Todos veían felizmente que Dima, como le nombraba Mishka, estaba recuperado.
Pero conforme se acercó el amanecer los temblores volvieron, sus labios se amorataron, volvió a acurrucarse, deseó dormir, mientras Thasred acariciaba su frente con una gran opresión en el pecho…



4 comentarios:

Der Fenrir dijo...

Buena continuación, me agrado bastante. Capturaste la ecencia de la historia y la hiciste tuya.

Anónimo dijo...

  Kaiare ha hecho presencia en este lugar, y una muy buena, por cierto, me dá gusto saber que se le está dando continuidad a esto.

  Ya me tocará mi turno...

Ealan vaiwa, ealan lume
            Alion

questiongirl dijo...

yo vi la luna entre los ojos de aquel pequeño que radiaba su sueño de volar. hoy, veo en la luna el reflejo de sus alas buscando donde aterrizar...

--YaZ--
saludos equipo lunático ;-)

Verónica R dijo...

intriga, son el equipo intriga :D besos niña..

quien sigue quien sigue..