23 julio, 2006

El Fin


Prefiero darle un final a esto, aunque tenga que romper las reglas establecidas, no creo que a nadie le importa de todas maneras, claro está.


Thasred no resistió y se aferró fuertemente de Dima al momento de escuchar crujir muchas ramas y ver que algo se acercaba desde la oscuridad de la arbolada. Se escucharon fuertes silbidos de flechas, los cuales golpearon en la carreta y la tierra, pero no lastimaron a nadie. Thasred estaba petrificada, bien sabia que significaban esas flechas, y Dima no tardo mucho en enterarse.

Tres voluminosas siluetas iluminadas por la luna salieron de la arbolada, tres hombres vestidos en andrajos y armaduras descuidadas, estos portaban espadas y dagas en los cintos. Se acercaron socarronamente, como cual ladrón reclama su botín. Dima al ver esto, se puso enfrente de Thasred, intentándola proteger en dado caso de que atacaran. Al ver esto, el mas voluminoso de los hombres se hecho a reír odiosamente, y dijo con vos prepotente: -“No intentes hacer nada mocoso, los tenemos rodeados, y cualquier estúpido intento de hacer algo, te detendremos y te daremos una muerte lenta y dolorosa.”-

Thasred estaba petrificada, su padre había estudiado las rutas más seguras, y ahora se encontraban ellos dos en contra de una banda de maleantes y asesinos. Ella vio que Dima estaba tranquilo, pero vio claramente en sus ojos un fulgor tan intenso como nunca había visto. Los otros dos hombres que salieron junto con el posible líder de la banda, se dedicaron a registrar la carga de la carreta, Thasred iba a reclamar, pero Dima la detuvo, diciendo que no era buena idea, y que por el momento se quedaran quietos.

Al ver que prácticamente no traían nada de valor, el líder se dirigió a Dima, y petulantemente le dijo: -“Como traes pura basura, me temo que el costo para dejarte ir con vida serán las mulas, la carreta, y la muchacha”- Diciendo lo ultimo, con una riza que denotaba todas sus malas intenciones. Al escuchar esto, Thasred se aferró aun más fuerte de Dima, y le empezaron a brotar lagrimas, pero se percato que Dima estaba vibrando, no de miedo, si no de ira.

El hombre, dos veces el tamaño de Dima, y cuatro veces mas pesado, se acercó a la carreta, y con su sucia mano agarro la pierna de Thasred y de un jalón la tiro de la carreta junto con Dima. Aventó a Dima a un lado y coloco a Thasred boca arriba y le empezó a arrancar sus ropas. Thasred estaba completamente apanicada, tanto que no podía ni gritar, repentinamente algo noqueo al ladrón, y vio que era Dima, con un semblante con tanta ira que hasta asusto a Thasred.

Dima se estaba acercando a ella para levantarla, cuando una flecha se incrusto en su hombro, y otra después en su espalda, pareció no inmutarse, a pesar de toda la sangre que corría de las heridas. El le dijo: -“metete debajo de la carreta”- ella rápidamente reaccionó, y cuando lo estaba haciendo, vio como muchas otras flechas fueron lanzadas, muchas de ellas se incrustaron en Dima, el cual se mantenía en pie, a pesar de parecer un alfiletero humano, bañado en su propia sangre.

Ella dió gritos de desesperación y llanto al ver eso, pero Dima se veía tranquilo, a pesar de estar tan herido. La lluvia de flechas continuó cayendo sobre él, encajándose en todas partes de su cuerpo, aun así, la volteo a ver, con esos ojos grises, y la miró como si no hubiese nada en el mundo mas que ella, y le dijo dulcemente: -“Te amo, y siempre lo haré, adiós”- Y un fulgror pálido y hermoso empezó a emanar de él, se torno tan intenso que cegó momentáneamente a Thasred. La cual, cuando recuperó nuevamente su visión, se dio cuenta que estaba al lado de los cultivos, a unos cuantos metros de sus casa.

A ella y a toda la familia les costo mucho asimilar lo que había sucedido, Thasred en especial tardó mucho tiempo; unos cuantos años en superar aquella angustia y dolor. Nunca pudieron comprender aquel misterio, el misterio de cómo había llegado Dima, y como se había ido, como también de cómo ella llegó a su casa inmediatamente estando a kilómetros de distancia; pero con el tiempo terminaron asimilándolo. Thasred nunca pudo olvidar el amor que siempre sintió por aquel misterioso muchacho, el cual llegó tan repentinamente a su vida, como se fue de ella.


FIN

3 comentarios:

AlionLevkin dijo...

  Repentino, pero adecuado, un final interezante a una historia al parecer olvidada...
  Esperemos que la siguiente tnga mejor destino.

Ealan vaiwa, ealan lume

Patricia Minalla dijo...

Buen relato, me gustó me encanta venir por aquí a llenarme de historias...nos leemos

Saludos dominicanos

jochen dijo...

vaya,me ha encantado,me gustan mucho esta clase de relatos,hace muchos años ,cuando escribia prosa hacía relatos con este toque fantastico,misterioso y mágico,creo que tengo que recuperar aquella epoca,y que leerme toda esta historia,mira que llegar justo en el final,saludos